RUN´S FEVER
EL TRAVELLING EXQUISITO
Actualmente ya corro hora y media, a veces hacia atrás. Me explico. A mí lo que más me gusta es subirme a mis dos piernas y cabalgar. Y sentir el viento en mi cara y los paisajes rebobinar y el corazón desbocado y los músculos sudar. Y todo ello, se me antoja, a bordo de la mejor máquina posible. Un diseño único e irrepetible que debemos cuidar. Y lo que es más importante, cien por cien, natural.
Algunos lo hacen por el placer de huir, de escapar de todo. Otros, para eliminar calorías o simplemente mejorar su forma física. También están los que se preparan para acometer retos mayores o corren como complemento perfecto al entrenamiento de otros deportes. Me encanta cruzarme con ellos, mientras observo sus rostros y jugar a leer el mapa de sus trayectorias. Cada uno juega con lo que puede.
Yo, corro por correr, sin miedos ni expectativas. No compito, ni me preocupo de marcas. Sólo por disfrutar de, cómo me gusta llamarlo en términos cinematográficos, el travelling exquisito. Requiere esfuerzo, como todo en la vida, pero merece la pena.
Empecé con media hora de carrera continua. Luego, pasó a ser cuarenta minutos. Después, una hora con sus correspondientes cambios de dirección y de ritmo. Hoy, hora y media. Pero mañana Dios dirá, porque a pesar de la constancia, a veces, irremediablemente das pasos a atrás. Las fuerzas no responden y te tienes que parar. En esos casos, no te rindas, hay que volverlo a intentar.
Como he practicado asiduamente infinidad de deportes, por desgracia, también he sufrido algunas lesiones. Aún recuerdo perfectamente los resultados de la última, que mi mente registró como una especie de poesía difusa:
La osteocondromatosis sinovial es una metaplasia idiopática benigna de la membrana sinovial. Las manifestaciones están en relación con los cuerpos libres intra-articulares y la excesiva actividad física, las que pueden hacer que esta condición sea sintomática y potencialmente ser causa de artropatía degenerativa. El varón de 32 años refirió dolor periódico del hombro izquierdo, en la radiografía se encontró el signo de "la tormenta de nieve", fue tratado con cirugía y la anatomía patológica mostró la presencia de nódulos de 0,4 x 0,5 cm más, la pequeña y la mayor de 1,8 x 1,2 cm de superficie irregular, color pardo claro, otros de color pardo oscuro, consistencia dura. Al corte se observó tejido pardo claro, y otras de tejido pardo oscuro compatible con osteocondroma. La sinovia fue descrita de aspecto papilar con material fibrinoide con hiperplasia focal de sinoviocitos, estroma con tejido fibroso y múltiples vasos sanguíneos, dándonos el diagnóstico de osteocondromatosis sinovial.
Literatura científica aparte, ahora soy consciente de que todo puede cambiar en un segundo y que como en casi todo, no conviene abusar de nada, ni siquiera del deporte. Por suerte, el hombro se recuperó con solvencia y mientras mi salud lo permita, podré seguir haciendo ejercicio con normalidad.
Por eso me levanto cada mañana, llueva, nieve o queme el sol, me enfundo sin prejuicios mis mallas de bailarina y echo a volar. Mi mente lo agradece y mi corazón también.
Actualmente ya corro hora y media, a veces hacia atrás. Me explico. A mí lo que más me gusta es subirme a mis dos piernas y cabalgar. Y sentir el viento en mi cara y los paisajes rebobinar y el corazón desbocado y los músculos sudar. Y todo ello, se me antoja, a bordo de la mejor máquina posible. Un diseño único e irrepetible que debemos cuidar. Y lo que es más importante, cien por cien, natural.
Algunos lo hacen por el placer de huir, de escapar de todo. Otros, para eliminar calorías o simplemente mejorar su forma física. También están los que se preparan para acometer retos mayores o corren como complemento perfecto al entrenamiento de otros deportes. Me encanta cruzarme con ellos, mientras observo sus rostros y jugar a leer el mapa de sus trayectorias. Cada uno juega con lo que puede.
Yo, corro por correr, sin miedos ni expectativas. No compito, ni me preocupo de marcas. Sólo por disfrutar de, cómo me gusta llamarlo en términos cinematográficos, el travelling exquisito. Requiere esfuerzo, como todo en la vida, pero merece la pena.
Empecé con media hora de carrera continua. Luego, pasó a ser cuarenta minutos. Después, una hora con sus correspondientes cambios de dirección y de ritmo. Hoy, hora y media. Pero mañana Dios dirá, porque a pesar de la constancia, a veces, irremediablemente das pasos a atrás. Las fuerzas no responden y te tienes que parar. En esos casos, no te rindas, hay que volverlo a intentar.
Como he practicado asiduamente infinidad de deportes, por desgracia, también he sufrido algunas lesiones. Aún recuerdo perfectamente los resultados de la última, que mi mente registró como una especie de poesía difusa:
La osteocondromatosis sinovial es una metaplasia idiopática benigna de la membrana sinovial. Las manifestaciones están en relación con los cuerpos libres intra-articulares y la excesiva actividad física, las que pueden hacer que esta condición sea sintomática y potencialmente ser causa de artropatía degenerativa. El varón de 32 años refirió dolor periódico del hombro izquierdo, en la radiografía se encontró el signo de "la tormenta de nieve", fue tratado con cirugía y la anatomía patológica mostró la presencia de nódulos de 0,4 x 0,5 cm más, la pequeña y la mayor de 1,8 x 1,2 cm de superficie irregular, color pardo claro, otros de color pardo oscuro, consistencia dura. Al corte se observó tejido pardo claro, y otras de tejido pardo oscuro compatible con osteocondroma. La sinovia fue descrita de aspecto papilar con material fibrinoide con hiperplasia focal de sinoviocitos, estroma con tejido fibroso y múltiples vasos sanguíneos, dándonos el diagnóstico de osteocondromatosis sinovial.
Literatura científica aparte, ahora soy consciente de que todo puede cambiar en un segundo y que como en casi todo, no conviene abusar de nada, ni siquiera del deporte. Por suerte, el hombro se recuperó con solvencia y mientras mi salud lo permita, podré seguir haciendo ejercicio con normalidad.
Por eso me levanto cada mañana, llueva, nieve o queme el sol, me enfundo sin prejuicios mis mallas de bailarina y echo a volar. Mi mente lo agradece y mi corazón también.
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